martes, 12 de julio de 2011

Ray Barretto - Indestructible 1973


El año 1973 fue una época exitosa y, a la vez, estresante para. Ray Barretto Su orquesta había desarrollado un séquito leal entre los bailarines de la nueva música, basada en la afro-cubana, conocida como salsa. Barretto había logrado éxito como compositor con Cocinando, la canción tema de la película producida por Fania, Our Latin Thing. Sin embargo, el explosivo grupo rítmico de su orquesta, Orestes Vilató en timbales, Johnny Rodríguez en bongó y cencerro, el bajista Dave Pérez, el pianista Luois Cruz, junto con el trompetista René López y el vocalista Adalberto Santiago, finalmente, todos lo dejarían. Mi corazón estaba hecho pedazos. Habíamos desarrollado lo que cualquier líder de orquesta desea –un sonido,” declaró Barretto.
Pero Barretto era intrépido y se reconstruiría. Llamaría a un viejo amigo, el trompetista Roberto Rodríguez, quien había decidido quedarse. Su compañero trompetista, Joseph “Papy” Román, también se quedó, y Barretto formaría un nuevo grupo que redefiniría el sonido de Barretto y reafirmaría su posición como líder de orquesta.
También llamó al veterano percusionista y amigo “Little” Ray Romero, un gigante entre los baterístas. A la riqueza de conocimiento de Romero, Barretto agregaría a otro veterano, Tony Fuentes, en bongó y cencerro. Finalmente, el lugar del piano sería ocupado por el primer pianista de Barretto, el colombiano Edy Martínez. 
Martínez trajó atributos especiales al grupo. El estaba empapado del vocabulario armónico del jazz, un elemento clave en la estética de Barretto. Esto se manifestaría por sí solo en la grabación de Fania, The Other Road  Esta grabación, puramente orientada al jazz contemporáneo, presentaba al súper baterista panameño, Billy Cobham con su compañero, el también panameño, Guillermo Edgehill, en bajo eléctrico. La nueva sección de trompetas de Barretto, ahora contaba con Manny Durán, un tremendo solista de jazz, anclado por Papy Román y el trabajo de la trompeta principal ascendente del leal partidario de Barretto, Roberto Rodríguez.
A pesar de que The Other Road fue un éxito artístico, Fania estaba mal preparado para poner en el mercado un disco como ése y los leales fanáticos de Barretto se sintieron desilusionados. La idea era volver con una grabación que reafirmara la posición de Barretto como una fuerza importante en la escena de la salsa. Barretto escribió nuevas composiciones y buscó a otros que expresaran el nuevo espíritu que había encontrado, cambiando el sonido de su orquesta en el proceso. 
A los ya explosivos bronces y a la sección rítmica, Barretto agregaría un flautista, el recién llegado Artie Webb. Con la flauta una octava por sobre la trompeta principal, el bronce sonaría aún más poderoso. Barretto ahora podría explorar auténticas interpretaciones de repertorio, que normalmente se asociarían con los grupos de charanga (flauta y violín) y no con conjuntos¬ con base en los bronces, una vuelta a sus días como líder de la Charanga Moderna. Julio Romero en un baby bass Ampeg, daba un poderoso sostén a los potentes tumbaos de Barretto (ritmos repetitivos). 
El ingrediente final era encontrar un nuevo vocalista que fuese distinto de Santiago, pero que también tuviese las habilidades de soneo (improvisación), tan esenciales en la salsa. La respuesta sería el puertorriqueño Tito Allen. El hecho de que Allen también era bajista, al igual que Santiago, es otra conexión en esta fascinante historia. El trabajo vocal de Allen en este álbum es grandioso y lo lanzó al estrellato.
Pero el regreso con un nuevo repertorio, una nueva orquesta y un nuevo sonido tenían que venderse a los antiguos fanáticos de Barretto. El director artístico de Fania, Izzy Sanabria, dio el concepto de Superman para la carátula. Indestructible anunciaba el regreso de Ray Barretto a la escena de la salsa en una gran forma. La combinación de flauta y tres trompetas era algo que nunca se había hecho. La apertura con el uptempo de Tite Curet Alonso, El Hijo de Obatalá, fue un comienzo perfecto. La oda a la deidad Yoruba en la Santería/Ifá, fue hecha para Barretto, quien aunque no era practicante de la Santería, siempre había tomado en cuenta en su trabajo las raíces espirituales y rítmicas africano occidentales de la música. Un breve solo de piano, funky, de Edy Martínez anuncia el solo de Barretto. Es un trabajo de virtuosidad destacable, que explota con una espiral continua abierta que dura 17 compases enteros, con acentos y tonos abiertos lanzados en momentos inesperados. Finalmente, Barretto había desarrollado su propio estilo. 
El relajado y candente son montuno, El Diablo, nos lleva de vuelta a una de las primeras inspiraciones de Barretto, Arsenio Rodríguez.  Yo Tengo un Amor, de Rafael Hernández, es un hermoso bolero-cha que evoca las raíces de charanga de Barretto. La Familia  es otra guaracha uptempo con elementos de danzónette. El entretejido trabajo de coro de Meñique y Héctor Lavoe son el marco perfecto para los soneos (improvisación vocal) de Tito Allen.
La Orquesta, de Roberto Rodríguez, es una guapacha (cha-cha-chá uptempo) dedicada a la orquesta de Barretto que evoca sus días de charanga. Llanto de Cocodrilo es una guaracha uptempo que describe a una mujer que ha hecho que un hermano pase por ciertos cambios. Allen maneja la provocadora letra con entusiasmo, vigor y un sarcasomo al puro estilo guaracha. Roberto Rodríguez explota en la sección del montuno (solo) con un solo corto, aunque demasiado breve. Ay No  es otro son montuno con un energético tempo medio. El elegante solo de piano de Edy Martínez es un preludio a un solo funky, de ocho compases, del timbalero Ray Romero, con Roberto Rodríguez cerrando con algunos delicados intercambios. 
El título de cierre, Indestructible resume el tema de este álbum con sangre nueva. El resultado fue una energética y confrontacional guaracha uptempo, que fue la respuesta de Barretto al dolor que le causó la deserción de su anterior orquesta. El clímax de este tema es el ahora legendario solo de timbal, de 44 compases, de Ray Romero. Indestructible, el tema, definió a Ray Barretto, el hombre, ante sus fanáticos. Que éste se convirtiera en su otro apodo, junto con Manos Duras, no fue sorpresa. 

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